Tenía estos cupcakes pendientes desde hace meses esperando pacientemente en el tintero; estoy muy orgullosa de estos pastelitos morados porque fue toda una hazaña prepararlos, su nacimiento fue caótico y para desahogarme quiero contarte que ha pasado. Si me lees con frecuencia por aquí, quizás recuerdes mi pasión por la fotografía de alimentos, pasión que aunque surgió sin buscarla ha inundado mis días y mis noches. En el último año me he dedicado a leer libros de fotografía, comprar infinidad de cachivaches para la cocina, tomar muchas muchas fotos y sobre todo hacer cursos o talleres de fotografía, actividad que ha mantenido mi cordura durante los días de aislamiento.
Uno de esos maravillosos talleres de fotografía lo he tomado el verano pasado con Erika Rojas una nómada venezolana que actualmente vive en Italia y hace unos fotos preciosas de “food photography”, su taller era totalmente personalizado, las clases en vivo aunque fuera de noche o casi de madrugada en su huso horario ella se quedaba a enseñarnos lo más posible y la cereza del pastel era poder realizar una práctica con Erika acompañándote desde una videollamada directo desde Italia a la comodidad de tu “estudio fotográfico” (una forma bonita de decirle al salón de mi apartamento).
Mi proyecto fueron estos cupcakes utilizando los polvos de café de tata que es un bonito emprendimiento de una gran amiga; no tuve tiempo de hacer los cupcakes antes del día de la sesión de fotos así que los preparé el mismo día, los puse en el horno y literalmente explotaron; la masa tenía vida propia, el bizcocho se escurría por todas las paredes del horno; inicie de nuevo, preparé los cupcakes otra vez y los llevé al horno. No tenían ni 10 minutos dentro del horno cuando como podrás imaginar nuevamente volvieron a explotar, la masa escurría por todas partes y me sentía desesperada. Por un momento pensé correr a la tienda y comprar unos cupcakes o cualquier cosa para hacerles fotos pero antes de entrar en pánico decidí probar nuevamente.
El reloj parecía ir más rápido o más lento que nunca no lo sé; conté cada segundo hasta que llegó el instante de abrir el horno y ahí estaban los cupcakes más perfectos que me podría haber imaginado, esponjosos y tiernos esperando ser el modelo de mi sesión de fotos; y así sucedió Erika me acompañó por más de una hora y mientras yo movía todo, quitaba y ponía cosas en la mesa, tomaba foto tras foto siguiendo todos sus consejos.
Ese día aprendí mucho y no solo de fotografía; la paciencia es una virtud que carezco con creces y en este caso rindió sus frutos o ¿debería decir sus cupcakes?; hay que ser pacientes y perseverantes en cualquier cosa que nos propongamos desde unos simples bizcochos hasta las metas que parezcan más lejanas, ese día conseguí unos cupcakes deliciosos (tanto que no duraron ni dos días en la alacena) pero también aprendí que se pueden alcanzar los sueños más descabellados como convertirme en fotógrafa de alimentos aunque sea por un día por una vez con mentores que quizás nunca hubiera conocido de no ser por el año tan raro que nos tocó vivir; siempre hay cosas lindas tras el horizonte; así que aquí va mi receta de estos cupcakes de taro que son una delicia y que gracias a mis errores (ya corregidos) te saldrán a la primera, te lo prometo
- 100 gr. Mantequilla
- 120 gr. Harina todo uso
- 130 gr. Azúcar
- 1 cdta. Vainilla
- 7 gr. Polvo Taro "taromechi"
- 2 Huevos
- 1 pizca de Sal
- 1 cdta. Polvo para hornear
- 3 cdas. Leche
- Colorante vegetal morado*
- 200 gr. Mantequilla sin sal
- 3 tzas. Azúcar glass
- 8 gr. Polvo de taro
- ½ cdta. Vainilla
- ½ cdta. Sal
- Colorante vegetal morado*
- Fundir la mantequilla y dejar que llegue a temperatura ambiente.
- Batir el huevo con azúcar y la vainilla por 5 minutos a velocidad máxima o hasta que doble su volumen y tenga un color claro.
- Cernir la harina, el taro, la sal y el polvo para hornear.
- Incorporar los polvos poco a poco.
- Por último, agregar la mantequilla y la leche; mezclar solo hasta que se integren.
- Colocar la mezcla en los moldes con capacillos o puede.
- Hornear a 180°C por 15 minutos o hasta que al insertar un palillo este salga limpio.
- Batir la mantequilla por 5 minutos a velocidad máxima, hasta que esté suave y cremosa.
- Detener la batidora y añadir el azúcar glass cernido previamente. Batir a velocidad muy lenta hasta integrar.
- Subir la velocidad al máximo y batir por 5 minutos más hasta formar una crema untuosa y sin grumos.
- Incorporar el resto de los ingredientes y batir hasta incorporar.
- Decorar los cupcakes con la crema.
Para decorar los cupcakes yo utilicé una duya 6B.
¡BUEN PROVECHO!
Si llegaste hasta el final de este post quiero mencionarte un par de cosas extra:
A) Si quieres preparar estos cupcakes de Taro y vives en México date una vuelta por la página de instagram de Café de Tata para que puedas adquirir sus ricas bebidas, no te arrepentirás. O si buscas comida tradicional Japonesa y vives en Guadalajara, México es tu mejor opción.
B) Si te apasiona la fotografía de alimentos tanto como a mi, no dudes en seguir a Erika Rojas en su instagram pues los talleres y cursos los sigue ofreciendo y ahí puedes enterarte de cuando será el próximo, te prometo que no te arrepentirás de esa maravillosa experiencia.
Gaby
La receta no especifica cuánta mantequilla se utiliza para el cupcake, podrías decirme?
Nayeli
Hola Gaby, ¡Gracias por hacerlo notar! ya he actualizado la receta; te invito a probarla son unos cupcakes adictivos.